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Al amanecer del primero de septiembre de 1932, Leticia había sido víctima de un ataque sorpresivo por parte de un numeroso grupo de peruanos Loretanos vestidos de civil, al mando del Ingeniero Oscar Ordóñez y el Teniente Juan La Rosa, de guarnición en Chimbote, puerto cercano a Leticia.
Al estallar el conflicto la aviación militar hacía parte de la Dirección de Marina y se hallaba en proceso de formación. Disponía de la Escuela de Aviación en Madrid donde se realizaban cursos reducidos de pilotos integrados por oficiales del Ejército. Para 1932 los pilotos militares no pasaban de 13 oficiales y un pequeño grupo de mecánicos, además de 7 aviones de entrenamiento Wild, 3 aviones Fledgling y un avión Falcon.
Sin embargo, reforzados con aviadores alemanes, en pocos meses los pilotos colombianos dominaron los cielos de la patria e impusieron su superioridad, combatiendo en Tarapacá, Putumayo, El Algodón, El Campuya, Guepí y Buenos Aires en el Trapecio Amazónico.
En ese entonces el Presidente Enrique Olaya Herrera se empeño en organizar la Fuerza Aérea y solicito a la empresa comercial SCADTA un apreciado número de aviadores, entre ellos el señor Herberth Boy, quien fue designado como Comandante de la Fuerza Aérea del Sur en Colombia. Además, se importaron aviones de caza y bombarderos.
La firme decisión del Presidente Olaya Herrera transformó una incipiente aviación militar en una poderosa y vanguardista Fuerza Aérea.
Al estallar el conflicto la aviación militar hacía parte de la Dirección de Marina y se hallaba en proceso de formación. Disponía de la Escuela de Aviación en Madrid donde se realizaban cursos reducidos de pilotos integrados por oficiales del Ejército. Para 1932 los pilotos militares no pasaban de 13 oficiales y un pequeño grupo de mecánicos, además de 7 aviones de entrenamiento Wild, 3 aviones Fledgling y un avión Falcon.
Sin embargo, reforzados con aviadores alemanes, en pocos meses los pilotos colombianos dominaron los cielos de la patria e impusieron su superioridad, combatiendo en Tarapacá, Putumayo, El Algodón, El Campuya, Guepí y Buenos Aires en el Trapecio Amazónico.
En ese entonces el Presidente Enrique Olaya Herrera se empeño en organizar la Fuerza Aérea y solicito a la empresa comercial SCADTA un apreciado número de aviadores, entre ellos el señor Herberth Boy, quien fue designado como Comandante de la Fuerza Aérea del Sur en Colombia. Además, se importaron aviones de caza y bombarderos.
La firme decisión del Presidente Olaya Herrera transformó una incipiente aviación militar en una poderosa y vanguardista Fuerza Aérea.
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